El cierre de listas de este proceso electoral de medio término será recordado por las rupturas y las decisiones atípicas. A pocas horas del vencimiento de los plazos para presentar listas de candidatos, las dos principales fuerzas que competirán en Córdoba no tienen nombres definidos. Tanto el peronismo como el novel partido político que gobierna el país, La Libertad Avanza, no dan a conocer sus nóminas.
El peronismo no ha hecho públicos los nombres, más por un estilo propio de uno de sus líderes, Juan Schiaretti. Jugar a las escondidas es una estrategia para el tres veces gobernador. Piensa, en el fondo, que si no se define en público, gana espacio mediático y mantiene expectante a su militancia, lo que le da ventajas a la hora de salir a la cancha para ejecutar el clásico trabajo de campo que realiza históricamente el justicialismo.
El último ejemplo se dio en 2023, cuando todos los estudios previos indicaban que el radical Rodrigo de Loredo ganaría con comodidad los comicios para intendente de Córdoba y, sin embargo, con un ordenado y eficaz trabajo territorial, el PJ dio vuelta la elección con una labor conducida personalmente por el gobernador Martín Llaryora. El PJ llevó a Daniel Passerini a la intendencia y De Loredo pronunció en público la recordada frase: “Los hice venir al pedo”, dirigida a los principales dirigentes radicales del país que estaban en Córdoba para el frustrado festejo.
Ahora De Loredo fue convocado por los libertarios pero en un discreto tercer puesto de la lista y luego de varios días de intensas negociaciones entre ambos partidos, decidió resignar su aspiración de ser candidato. Esos días intensos estuvieron matizados por un fuerte debate interno de Generación X, la corriente que lidera el diputado. Y Ramón Mestre, jefe de un sector hoy minoritario, se quedó con todas las candidaturas. La definición vino en los últimos días.
La mayor novedad de este proceso la dio Natalia de la Sota, quien decidió apartarse de las filas cordobesistas para rechazar un convite de Llaryora y Schiaretti para ser la segunda candidata de la lista peronista. Con las manos libres presentó lista propia y decidió dar batalla con el apoyo prácticamente expreso de Sergio Massa, resentido fuertemente con Schiaretti.
Massa culpa a Schiaretti de no haberlo respaldado en el balotaje de 2023, en el que perdió con Javier Milei. Ahora viene por la venganza política y seguramente se aprovecha de las fuertes diferencias entre De la Sota y Schiaretti.
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La hija de José Manuel de la Sota aspiraba a ser candidata a vicegobernadora de la fórmula encabezada por Llaryora, pero poco antes del cierre de listas fue reemplazada por Myrian Prunotto.
Ahora, Massa sponsorea a De la Sota y apoyará la lista de la legisladora nacional, que en los últimos días ha hecho un importante despliegue propagandístico en redes sociales.
Quien encabezará la lista de Provincias Unidas no quería ser candidato pero por presiones de los demás gobernadores del sector, tuvo que aceptar el desafío y subir al ring. Sin embargo, evitó definirse en público. Esos tiempos del exgobernador exasperan a más de un dirigente peronista, quienes prefieren guardar silencio teniendo en cuenta el liderazgo y la alta imagen del que va a encabezar la boleta.
Es tiempo de demoras, de sacarle el jugo a la dilación según el concepto que defienden los schiarettistas, que hace unas cuantas semanas decidió afrontar una nueva campaña electoral. Obviamente, las encuestas fueron determinantes para esto: por lejos es el dirigente con mayor cantidad de intención de voto y con mejor imagen. Obviamente no tiene ningún competidor dentro del partido.
Al comienzo de este proceso de definición, esquivaba presentarse porque una derrota lo pondría en un lugar incómodo de cara a 2027, año en que se votará a presidente y él todavía abriga algunas intenciones.
El laberinto de La Libertad Avanza
Los libertarios también apostaron a la indefinición. En su caso no fue especulación, fue porque no tuvieron respuestas claras. Mencionaron a De Loredo, a Luis Juez, a Agustín Laje y a algunos otros hasta que, finalmente, la armadora Karina Milei puso en práctica el método de que dirigentes de su confianza (puros), renunciaran si ocupan alguna banca y volvieran a presentarse como candidatos. Eso se estudió en algunos distritos, entre ellos Córdoba, donde quedó Gabriel Bornoroni, actual jefe de bloque de LLA en la Cámara Baja.
Sin embargo, el parlamentario tiene un alto nivel de desconocimiento, a pesar del cargo que ocupa y de la confianza que inspira a los hermanos Milei. Por eso empezó a revolotear el nombre de Juez.
Karina conduce el proceso con mano firme pero hay que tener en cuenta un dato importante: nunca timoneó un proceso de estas características, jamás jugó un partido con botines.
A su vez, hay partidos históricos que se presentarán en estos comicios. Como el kirchnerismo que, en esta oportunidad, volverá a pagar cara la falta de renovación porque, más allá de Constanza San Pedro, que será candidata número dos, no hay nada nuevo bajo el sol.
La boleta será liderada por Pablo Carro, quien va por la reelección. Parece que en las filas K importan los carguitos y el ‘sálvese quien pueda’ más que otra cosa.
Hay que recordar que Carro es un hombre que responde a Máximo Kirchner.
Y hablando de falta de renovación , el Frente de Izquierda presenta a la dirigente histórica Liliana Olivero al frente de la nómina.
En tanto, el PRO se inclinaría por Oscar Agost Carreño, su presidente repuesto tras la fallida intervención de Mauricio Macri.
Luego se encolumnan Aurelio García Elorrio de Encuentro Vecinal en frente electoral con el ARI y el sector de Ricardo López Murphy; Alfredo Keegan (Apec), y el libertario disidente Agustín Spaccesi, entre otros. Las cartas están echadas.