En lo que va de 2025, el peronismo estuvo concentrado esencialmente en sus internas, mientras los planes de Javier Milei seguían avanzando. Un fuerte malestar se sintió en sus bases cuando, en vez de estar al frente de las luchas, se veía a los dirigentes en una interna eterna, discutiendo cargos, fechas, desdoblamientos. Bien alejados de las bases. Incluso, la oposición a la proscripción y cárcel contra Cristina Kirchner duró un suspiro. Pronto volvieron a la rosca, que es lo que les importa.
Sin embargo, las listas anunciadas este sábado por la noche buscaron disimular a los propios protagonistas que las organizaron. Ni Máximo Kirchner, ni Sergio Massa, por ejemplo, habilitados para competir, estarán en las boletas. Tampoco estará el sello del Frente de Todos que todos ellos y ellas habían conformado junto a Alberto Fernández. El objetivo político es intentar despegarse de un gobierno que fracasó tras haber incumplido todas sus promesas, haber aplicado el ajuste del FMI y hasta haber reprimido luchas populares como en Guernica.
Aún así, el operativo es simbólico y de corto vuelo. Es cierto: los nombres más emblemáticos no están en la lista, para no facilitarle la polarización a Javier Milei y a La Libertad Avanza. Pero, de contenido, tan solo es necesario poner la lupa para develar otra cosa: Fuerza Patria es el Frente de Todos con otro maquillaje.
No se trata sólo de los verdaderos armadores y negociadores de las listas. También hay que decir que el propio Jorge Taiana, que encabezará la nómina en provincia de Buenos Aires, fue ministro de Defensa de Alberto Fernández y de Cristina Kirchner en el gobierno anterior.
También Nicolás Trotta, que asimismo es candidato en la provincia de Buenos Aires, fue ministro del Frente de Todos. En su caso, en la cartera de Educación.
Por el lado de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, basta fijarse que quien encabeza la lista de diputados, Itaí Hagman, también fue diputado por el Frente de Todos y no dudó en momentos clave en ceder ante una de las políticas de ajuste decisivas de esa gestión, que perjudicó a millones de trabajadores y facilitó la entrega del país: en 2022, en la Comisión de Presupuesto, Itaí Hagman cedió su lugar para facilitar que se dictamine nada más y nada menos que el acuerdo con el FMI. Después, encima, se abstuvo en la votación en el recinto.
Poca renovación se observa también al notar la presencia de muchos miembros de las cúpulas de los sindicatos en las listas, que son los mismos que, más allá de los discursos, vienen dejando pasar el ajuste de Milei: Hugo Yasky, «Huguito» Moyano (entró por gestiones de su padre), Sergio Palazzo, Vanesa Siley.
Incluso Juan Grabois y Patria Grande, que habían amenazado con ir con lista propia, terminaron demostrando que solo querían cargos. Acabaron, otra vez, en las listas del peronismo tradicional. Como en años anteriores cuando llamaron a votar a Daniel Scioli, Alberto Fernández y Sergio Massa. De todos modos, peor aún había sido esta semana lo de Grabois elogiando al ultraderechista estadounidense Steve Bannon.
Son, apenas, algunos ejemplos del cierre que dejó este sábado. Aunque la lectura se completa, por supuesto, con lo que se observa en las elecciones provinciales. No solo había estado anteriormente la elección de Leandro Santoro (gran amigo de Alberto Fernández) como candidato para la CABA, sino que de cara al 7 de septiembre en la provincia de Buenos Aires, por ejemplo, Fuerza Patria confirmó a Gabriel Katopodis (quien también fue ministro de Alberto Fernández, de Obras Públicas) como cabeza de lista en la Primera Sección y a la vicegobernadora Verónica Magario en la Tercera, las dos secciones más pobladas. En los próximos días restará observar con lupa cómo fue el cierre en cada provincia para las de octubre.
Los datos son elocuentes: no parecería este, precisamente, un buen «equipo» para enfrentar a la ultraderecha gobernante, ni mucho menos, sino un espacio político que se confirma tocando las mismas melodías de la moderación de siempre de subordinación y entrelazamiento con el gran poder económico, que lo llevaron a su crisis actual. En el peronismo hay mucho maquillaje y poco cambio. Aquel gobierno del Frente de Todos no solo fracasó y empobreció, sino que le abrió paso a la ultraderecha de Javier Milei al generar un fuerte descontento popular y oponerse a las luchas. En la actualidad, esos mismos referentes son los que apuestan todo a 2027, cuando ya Milei haya arrasado con todo lo que pueda, dejando pasar mientras tanto los ataques.
A ese camino se opone el Frente de Izquierda, que está siempre en las luchas y propone un corte radical con todo ese pasado que ya fracasó, presentando una alternativa en estas elecciones y en las luchas, sí, pero también abriendo el debate respecto de la necesidad de un gran Partido de Trabajadores, con influencia de masas, para superar a la experiencia de un peronismo que no va más.