Un profesor de Educación Física de Córdoba atraviesa desde hace dos años una de las experiencias más dolorosas de su vida. Una denuncia por un presunto abuso sexual ocurrido durante una colonia de verano en una escuela privada no solo lo llevó a enfrentar una investigación judicial, sino que terminó con su carrera, su estabilidad laboral y su vocación docente. Aunque la Justicia determinó que la acusación era infundada, las consecuencias fueron irreversibles.
El docente, que prefirió mantener su identidad en reserva, contó su historia en El Show del Lagarto y relató cómo una acusación que nunca tuvo sustento lo dejó “en la calle” tras casi dos décadas dedicadas a la enseñanza.
Durante diez años trabajó de manera ininterrumpida en la institución educativa, desempeñándose tanto en el área docente como en actividades extracurriculares. Su legajo, asegura, siempre fue intachable. Sin embargo, todo cambió cuando fue notificado en su domicilio para presentarse en Tribunales II de Córdoba, acusado junto a otras dos personas por un supuesto abuso ocurrido durante el verano.
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Foto: El Doce Tv
La denuncia había sido realizada por la familia de una nena de entre 3 y 5 años que asistía a la colonia. A partir de ese momento, su vida personal y profesional comenzó a derrumbarse.
UNA ACUSACIÓN QUE NUNCA EXISTIÓ Y LO DEJÓ SIN TRABAJO
Según explicó el profesor, jamás fue informado de la denuncia por parte de la escuela ni de ninguna autoridad interna. “La fiscal me notifica que me investigaban a mí y a dos personas más por un supuesto abuso ocurrido en el verano. Yo no sabía absolutamente nada, nadie se había acercado a decirme nada”, relató.
Las pericias posteriores realizadas en Cámara Gesell resultaron determinantes: las psicólogas concluyeron que el abuso denunciado nunca ocurrió. Los informes señalaron que la menor había sufrido un episodio de ahogamiento en la pileta, un susto importante en el agua, y que al relatar lo sucedido mezcló el nombre de un familiar con el del profesor, que casualmente eran iguales.
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Foto: El Doce
“Lo que existió fue un ahogamiento, un susto en el agua, no un abuso”, subrayó el docente. Además, aclaró que su función no era estar a cargo del grupo al que pertenecía la nena y que, durante la colonia, cumplía otras tareas organizativas y pedagógicas.
A pesar de estos elementos, la investigación avanzó durante meses y la sospecha se mantuvo sobre su nombre. “Siempre tuve predisposición total ante la Justicia y el colegio. Nunca me escondí ni me negué a colaborar”, afirmó.
EL DAÑO IRREVERSIBLE DE UNA FALSA DENUNCIA
Mientras la causa avanzaba, el impacto laboral fue inmediato. El profesor perdió todos sus beneficios: sueldo, obra social y estabilidad. Aunque continuó trabajando durante un corto período, fue apartado de las tareas de la colonia de verano y, con el inicio del ciclo lectivo, la situación se agravó.
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Desde el colegio lo convocaron para informarle que, “para resguardar su integridad”, no cumpliría funciones durante un mes. Sus abogados le aseguraban que no estaba imputado formalmente y que la causa no avanzaría. Sin embargo, a fines de abril recibió una propuesta inesperada: la institución le sugirió que renunciara.
“Me ofrecieron que me vaya. Yo me negué porque nunca supe nada, ni quién era la familia. Desde el primer día estuve a disposición de todos”, recordó. Según su testimonio, el argumento del colegio fue evitar que la causa afectara la imagen institucional. Ante su negativa, la respuesta llegó poco después: un telegrama de despido “por desconfianza».
“Perdí todo por una denuncia falsa. Me quedé en la calle, sin mi fuente de trabajo. Diez años en ese colegio y 18 años de docencia tirados a la basura”, lamentó. Luego, aseguró que jamás tuvo sanciones, denuncias ni antecedentes negativos y que siempre contó con buenas recomendaciones tanto en ámbitos públicos como privados.
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Hoy, con la causa judicial cerrada y la denuncia desestimada, el profesor enfrenta un escenario desolador. “La Justicia dijo que no pasó nada, pero el daño ya estaba hecho. Perdí mi trabajo, mi estabilidad y hasta las ganas de seguir con mi vocación”, confesó.
Además, advirtió que su caso no es aislado. “Me dijeron que situaciones como la mía son muchas. Docentes que quedan marcados para siempre aunque después se demuestre que son inocentes”, sostuvo.
Mientras intenta reconstruir su vida, el docente reclama que se discuta el impacto real de las denuncias falsas y la falta de protección para quienes, aun siendo inocentes, ven destruida su trayectoria. “Hoy me quedo sin trabajo y con 18 años de experiencia encima. Dejar la docencia duele, pero a veces el sistema te empuja a eso”, concluyó.
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Con información de El Doce Tv, editada y redactada por un periodista de ADNSUR