InicioEspectáculosInsólito: un bailarín de folclore triunfó en el Campeonato de Tango Escenario

Insólito: un bailarín de folclore triunfó en el Campeonato de Tango Escenario

El martes 2 de septiembre la pareja de baile formada por Leandro Bojko y Micaela García fue la contundente ganadora en el Campeonato Mundial de Tango Escenario que se enmarca en el Festival de Tango de Buenos Aires.

Su coreografía sobre el tema Kicho de Astor Piazzolla, tuvo una gran originalidad respecto de las fórmulas habituales del género de tango escenario, apoyadas en gran medida en lo que los bailarines de tango llaman «trucos»; es decir, movimientos que rozan la acrobacia bajo expresiones intensamente sensuales.

Leandro Bojko y Micaela García en el Campeonato Mundial de Tango Escenario. Foto de prensa gentileza Carlos Villamayor

Por el contrario, la pieza de García y Bojko fue elaborada como una pequeña historia dramática contada en cuatro minutos de una manera poco convencional.

Un aspecto curioso es que Leandro forma parte desde hace muchos años del Ballet Folklórico Nacional.

La migración de bailarines del folclore hacia el tango no es un fenómeno nuevo; sin embargo, durante mucho tiempo supieron ser mundos paralelos. Los cuatro finalistas varones del Campeonato 2025, para no ir más lejos, son bailarines de formación folclórica aunque es cierto que en el caso particular de Leandro los dos géneros fueron conviviendo a lo largo del tiempo.

La historia del bailarín

Leandro Bojko nació en Villa Gobernador Gálvez, una ciudad casi un pueblo, ubicada no lejos de Rosario. Recuerda Leandro: «Yo jugaba a la pelota y un buen día, después de ver a un conjunto de danza, le dije a mi papá, ‘Quiero bailar ahí’».

Leandro Bojko y Micaela García, ganadores en el Campeonato Mundial de Tango Escenario que se enmarca en el Festival de tango de Buenos Aires. Foto de prensa gentileza Carlos Villamayor

Comenzó así, en una sencilla academia de pueblo, y al tiempo formó una pareja de baile, Zamba Azul, con su hermanita; tenían 7 y 8 años y comenzaron a presentarse en competencias y en festivales folclóricos en el propio Gálvez, de los que había no menos de cuatro o cinco por fin de semana.

Fueron luego participando en distintos ballets, tanto en Gálvez como en Rosario, donde más adelante Leandro hizo la Escuela oficial de danza en la orientación de folclore: “Tuve también una maestra –recuerda-, Cristina Silvera, que me abrió un mundo; gracias a ella conocí la danza- jazz, la danza contemporánea y el flamenco”.

-Leandro, recordabas recién la enorme actividad de los conjuntos de danza folclórica de tu época, y que se reproducía en todo el país. Me imagino que no habría retribuciones económicas.

-Ninguna. Es más, mis viejos tenían que pagar una cuota. Se organizaban rifas, se vendían empanadas; y con el dinero que reuníamos podíamos hacer los vestuarios. Hoy estos ballets, que son muchos, tienen sobre todo el espacio de las competencias: se preparan para el Pre Cosquín, para Laborde, para otros certámenes.

Mucho de lo que nosotros vivimos ha ido desapareciendo; me refiero a los festivales que se hacían en clubes enormes y donde los grupos iban mostrando su arte en el escenario. Eran lugares de encuentro, de hermandad, de amistad; lugares para mostrar lo que a cada grupo le gustaba, sin esa tensión de un jurado que te evaluara.

-¿Cuándo aparece el tango en tu vida?

-Bastante pronto. Hubo dos personas que me ayudaron mucho en este sentido: Aníbal y Pecky Land. Ellos me abrieron la puerta del tango; de ellos aprendí sobre estilos de baile de tango, sobre orquestas. Después tuve muchos otros maestros pero en mi vida, en general, fui cambiando mucho.

-¿En qué sentido?

-A los 18 años dejé el folclore para bailar danza clásica; había ganado la beca Julio Bocca para estudiar en Buenos Aires pero después no pude sostenerla. Trabajé en boliches, haciendo reaggetón y salsa, en un papel más de animador. Y un día me avisan -fue hace 17 años- que se abría una audición para el Ballet Folklórico Nacional. Me vine a Buenos Aires, me presenté y entré.

Según cuenta Leandro, el tango lentamente quedó un poco relegado: «Comencé a ir más a peñas de folclore que a milongas. Pero a fines de la pandemia volví a tomar clases de tango intensamente y pasé por distintas compañías aunque en una veta más de estudio. En una escuela llamada El Cruce Tango, de Vanesa Villalba y Facundo Piñero, conocí a mi actual compañera de baile, Micaela García, con la que encontramos un abrazo cómodo y con la que coincidimos en el interés por los aspectos expresivos del tango y no sólo en el dominio técnico. Nos presentamos el año pasado y no quedamos para la instancia final. Pero hacía poco que bailábamos juntos y quisimos continuar».

Leandro Bojko y Micaela García en el Campeonato Mundial de Tango Escenario. Foto de prensa

-Respecto de ese pasaje del folclore al tango de tantos muchachos, ¿qué pensás de este fenómeno? ¿La formación en las danzas folclóricas favorece la posibilidad de ser luego bailarín de tango o de otros lenguajes de danza?

-El baile folclórico tiene peso, tiene entereza. Hace poco un amigo me decía, «¿Te acordás de cuando teníamos siete u ocho años, preparábamos un malambo y subíamos solitos al escenario con toda la gente mirándonos?». Y bailábamos solos, o en parejas, o en grupos. Quiero decir que el baile folclórico te da una formación extraordinaria para la escena y te prepara para cualquier otra cosa que quieras hacer.

Habla la bailarina

En cuanto a la obra ganadora, una charla breve que incluye a Micaela “Mimi” García revela lo que puso en juego la pareja de baile para crear la coreografía ganadora. Mimi representa a la muerte, con la cara oculta por un velo negro de principio a fin. Leandro es atraído por este personaje misterioso, que lo llevará hacia su fin. El remate es fenomenal.

Leandro Bojko y Micaela García en el Campeonato Mundial de Tango Escenario. Foto de prensa

-¿Cómo comenzó esta historia?

Mimi: -Nos conocimos en el ballet El Cruce y empezamos a ensayar para el Mundial 2024. No pasamos a la instancia finalista pero en ese corto tiempo descubrimos que nos llevábamos muy bien bailando y que queríamos continuar.

-¿Cómo fue tu formación?

Mimi: -Empecé a los 9 años a estudiar comedia musical en la escuela de Julio Bocca. Teníamos una materia que se llamaba Integración –yo ya tenía 15- y nos propusieron armar algo sobre Se dice de mí, el tema que cantaba Tita Merello. A partir de allí me interesó el tango y comencé a tomar clases particulares.

-¿Cómo pensaron esta coreografía con un contenido argumental?

Mimi: -Ya el año pasado habíamos pensado una obra que tuviera un disparador preciso, un tango que nos conmoviera a los dos antes que nada en cuanto a la música. En ese momento elegimos El gordo triste.

Leandro: -Y para este año apareció Kicho de Astor Piazzolla, que él creó en homenaje a su bandoneonista Kicho Díaz, que había fallecido. Se sumó entonces la idea de la muerte y la pregunta de cómo representarla.

-Al presentar su coreografía en el marco del Campeonato de Tango, en el que muchas veces se ven más destrezas físicas que elementos expresivos, ¿cómo eligieron este otro camino?

Mimi: -Hay “trucos” que son inevitables en momentos en que la música parece pedirlos…

Leandro: -… y nosotros estamos muy atentos a la música. Pero además de algunos trucos, estamos muy atentos a mantener un baile bien “al piso”, un tango más fiel a la tradición.

-¿Les interesa seguir en este rumbo, piezas que contengan un pequeño argumento?

Mimi: -Nuestro motor de búsqueda viene siendo algo que podamos interpretar. También Leandro y yo tenemos otros lenguajes de danza que nos sirven para sumar. Para esta cuestión interpretativa buscamos ayuda. No para crear la coreografía sino para orientarnos en los aspectos expresivos.

Leandro: -Nos interesa a los dos que cada movimiento tenga un porqué. No hacer simplemente una secuencia de pasos. Y tuvimos la suerte de contar con Jonathan Spitel y Belén Italiano, que nos ayudaron y nos guiaron. Siempre es necesario alguien que mire de afuera y te oriente.

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