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Supertasa: el encarecimiento del crédito golpea a las familias

El endeudamiento creciente de los hogares para financiar el consumo de bienes básicos es una consecuencia directa de la pérdida del poder adquisitivo de los ingresos populares. Salarios con paritarias congeladas y jubilaciones ajustadas en línea con las exigencias del FMI forman parte del paquete de medidas del gobierno que afecta especialmente a los sectores más vulnerables.

A pesar de trabajar extensas jornadas o en distintos trabajos (pluriempleo), llegar a fin de mes es imposible. Los últimos datos del Indec mostraban que casi un 50% de las compras en supermercados se realiza con tarjeta de crédito.

Un informe realizado por el Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) advirtió que en mayo 9 de cada 10 hogares tenía algún tipo de deuda y señaló que «la creciente utilización de crédito para satisfacer necesidades básicas como la alimentación, revela un empobrecimiento de los hogares que va más allá de la coyuntura económica».

Sobre esta realidad complicada para los sectores populares, las medidas adoptadas por Caputo para evitar saltos en el dólar, y por esa vía mantener en ancla inflacionaria, perjudica a las familias. En concreto, las subas de las tasas de interés convalidadas en las últimas semanas para desviar la presión sobre el dólar encarecen el crédito.

Un primer salto se dio con el desarme de las LEFI en el mes de julio, para remediar la tasa convalidada por Caputo en una nueva licitación fue de hasta 65 % anual, en bonos

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Desaceleración del endeudamiento y morosidad

A pesar de la supertasa, el gobierno continuó teniendo problemas para colocar la totalidad de los vencimientos. Las dudas respecto a la sostenibilidad del modelo económico y el calendario electoral indican que la incertidumbre llegó para quedarse. Con el único objetivo de evitar que suba el dólar, el apretón monetario continúo con subas de encajes bancarios, pases activos, nuevas licitaciones de emergencia como la de este lunes. Son medidas contractivas que enfrían la economía real, al mismo tiempo que los saltos del dólar que en julio fue del 14% ya comenzaron a trasladarse a precios.

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Un informe de la consultora LCG advierte que en el mes de junio se comenzó a dar una desaceleración en el financiamiento al consumo principalmente porque se estaría llegando a un límite: “En junio, los préstamos personales representaron el 1,9% del PBI, apenas por debajo del promedio histórico desde 2008, que fue del 2%”. Y agrega en relación a la situación de las familias que esta “relantización del financiamiento al consumo viene acompañado de la suba en la tasa de morosidad, principalmente de las familias (saltó a 4,5% en mayo cuando promediaba 2,9% en los 6 meses previos). El aumento de esta tasa se explica por el mayor peso de los préstamos al consumo en los salarios.”

Lo esperable es que, con esta situación de tasas de interés elevadas para contener el dólar, y garantizar las ganancias del carry trade, aumente el riesgo de impago de las familias. Con ingresos encorsetados, la inflación que comienza a subir, lo que empeora es la realidad de los trabajadores y sectores vulnerables, Por otro lado, la actividad económica también puede afectarse poniendo en riesgo la continuidad de puestos laborales.

A pesar de la reciente puja con los bancos, el modelo económico de Milei y Caputo beneficia a los especuladores, a la banca y a los grandes grupos económicos, mientras ataca los salarios, jubilaciones y aumenta la miseria de los sectores populares. Un ajuste brutal alineado con las exigencias del FMI.

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