Una mujer de Roca vivió una verdadera pesadilla tras comprar una moto KTM 390 Duke 0km. Aunque la adquirió con garantía y cumplió con todos los services en la concesionaria oficial, su vehículo terminó en estado ruinoso por fallas en el mantenimiento.
La Justicia la respaldó y condenó solidariamente a la concesionaria y a la importadora, no solo a indemnizarla, sino también a pagar una multa ejemplar.
La historia comenzó con entusiasmo en 2018, pero dos años después, y tras varios servicios mal realizados, la moto presentó daños graves que requirieron costosas reparaciones y dejaron a su dueña sin movilidad durante casi un mes. Las empresas intentaron desligarse de la responsabilidad, e incluso culparon a la usuaria.
Dos peritajes técnicos revelaron que los services habían sido deficientes: hubo errores graves como niveles incorrectos de aceite y fallas en el armado.
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Los expertos concluyeron que la clienta no tenía cómo detectar esos problemas, ya que había confiado en el servicio postventa oficial.
La jueza determinó que hubo incumplimiento de la garantía, mal servicio técnico y trato indigno hacia la consumidora.
Ordenó a las empresas pagar más de 4 millones de pesos, incluyendo daños materiales, morales y una multa punitiva de $2,5 millones por su actitud negligente.
Este fallo refuerza un mensaje clave: las empresas deben garantizar un servicio técnico responsable y respetar los derechos de quienes eligen sus productos.